Relato erótico. El empotrador del ascensor.
La misma rutina día tras día. Paula comenzaba a estar hastiada de que su vida fuera levantarse, ponerse el uniforme e irse a pasar 8 horas realizando un trabajo que ya no le motivaba. Mucho habían cambiado las cosas desde que había acabado la carrera, decidida a comerse el mundo, y sentía que en realidad el mundo se la había comido a ella. Hasta hace poco al menos contaba con la compañía de Sandra, su compañera de despacho, con la que los lunes se echaba unas buenas risas hablando del fin de semana, las copas, los bailes y los polvos sin compromiso que ambas se habían echado. Pero Sandra ya no salía ni follaba con otro que no fuera su “cari”, acababa de ser mamá y ni siquiera sabía si volvería a trabajar. Así que cuando pulsó el botón del ascensor de la oficina, casi sin mirar, enfrascada en su móvil, sus pensamientos y sus pocas ganas en general, no se percató de quién entraba tras de ella. Pero...
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